jueves, 12 de marzo de 2009

La Mutación


De repente Elizabeth, comienza a surgir, hemos transitado un camino en el aire donde siempre un pájaro atraía mi vista llevándome a volar y yo deje: “hay aquí una semilla”.
Revolví la tierra con 20 dedos, hice ramas con mis pelos,
mate un amor en primavera, y de ese llanto me empecé a regar.
No aprendí a purificar el agua de mis lagrimas,
ni saque todas las piedras.
Hoy me siento como un Aloe Vera sin flor,
Resbaladiza y dura como las lancinadas hojas,
Dientes pinchos en los extremos,
Impermeable para los besos.